Un cine oculto se encuentra en un apartamento en el sótano de una calle residencial de la Ciudad Nueva de Edimburgo. El secreto del apartamento se remonta a hace casi 90 años.
Sin saber lo que había dentro, la gente lleva años pasando por delante de la casa adosada georgiana del número 23 de Fettes Row.
Desde que en 1936 un grupo de aficionados al cine creara la Waverley Cine Society, ha sido la sede de una sala de cine.
El club llegó a tener lista de espera para ser socio, y la Reina Madre lo frecuentó tras una importante reforma en los años setenta.
Pero desde la década de 1980, el número de socios ha disminuido debido a los cambios en la tecnología, y ahora el club se prepara para recibir invitados en un esfuerzo por aumentar el número de miembros.
Stewart Emm, secretario de la organización, ofreció a la BBC de Escocia una visita entre bastidores de lo que ahora se conoce como la Sociedad de Cine y Vídeo de Edimburgo.
Entramos en el apartamento del sótano a través de un pasillo que pasa por una cocina, varias habitaciones oscuras y antiguos estudios antes de girar a la izquierda.
Unas viejas puertas de madera a la derecha conducen a la sala de cine de 52 butacas, que está cubierta de papel pintado en relieve de los años 30.
Una gran sala con premios de cine en la pared está a la izquierda. La sala de proyecciones se encuentra subiendo unos estrechos escalones por una pequeña puerta en el lado opuesto.
El Sr. Emm, de 76 años, afirma: "Somos un cine bastante secreto porque nadie sabe que estamos aquí".
Poco después de la fundación de la sociedad en la década de 1930, el edificio de New Town se convirtió inicialmente en una sala de cine.
El plan era proyectar las producciones de cine amateur de los miembros del club en reuniones periódicas o durante diversas excursiones de verano.
A lo largo del tiempo se fue acumulando una colección de secuencias cinematográficas, creando un archivo de valor incalculable sobre la historia social de la vida cotidiana de Edimburgo.
A veces, todos nos reuníamos para crear una película de viajes, de ficción o una comedia de club, según el Sr. Emm.
Los socios tenían la oportunidad de proyectar sus películas terminadas y aprender técnicas de montaje en el club.
La primera ubicación del club para la sociedad constaba de tres plantas, con un subsótano que se alquilaba para cubrir la hipoteca.
Las actividades cinematográficas del club se vieron obstaculizadas por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, pero las socias mantuvieron la sociedad en funcionamiento organizando eventos para recaudar fondos y ayudar a pagar la hipoteca.
Después de la guerra, experimentó un resurgimiento. Los viernes por la noche se celebraban reuniones periódicas en salas recién renovadas y los grupos de cine se reunían los fines de semana.
Las butacas de autobús que se habían utilizado en el cine desde los años 50 se sustituyeron por las de un cine cercano que estaba cerrando.
Así se creó un auditorio de 78 butacas con una caja de proyección independiente.
El club, según el Sr. Emm, "floreció" en los 20 años posteriores a la guerra, llegando a tener 150 socios, con lista de espera.
En 1959, la hipoteca quedó totalmente amortizada. Aunque se localizó a tres de los cinco inversores originales, éstos decidieron no aceptar el reembolso.
Cuando la estructura, que entonces tenía 150 años, fue declarada edificio protegido a principios de la década de 1970, se realizaron importantes obras de renovación.
La Reina Madre, que fue patrona del comité de conservación, descubrió una placa en el cine sólo para socios después de aquellas renovaciones y realizó una visita guiada por las salas del club.
Según el Sr. Emm, "al igual que muchos incidentes anteriores en la historia de la sociedad, esto fue documentado en una película".
Debido a un descenso en el número de socios y a la necesidad de recaudar dinero para la parte que le correspondía al club de las renovaciones del edificio, el club decidió vender la planta baja y el subsótano, conservando sólo el sótano entre las dos plantas, donde construyó un cine más pequeño de 52 butacas.
Los socios realizaron todos los trabajos de carpintería y pintura necesarios para trasladar el teatro al sótano.
La sociedad se quedó sólo con el sótano tras vender los pisos para pagar las reparaciones del tejado. Anteriormente, el teatro estaba situado en un espacio sobre el sótano.
En los años 80 apareció la cinta de vídeo, que supuso una amenaza para el cine.
Muchos de los socios expresaron su fuerte rechazo y aversión a este nuevo formato.
Se dividieron en dos grupos: las noches de los jueves se convirtieron en noches de vídeo y las noches de los viernes se reservaron para los eventos principales del club con películas de cine.
Con sólo 14 miembros restantes -dos de los cuales tienen más de 90 años- la sociedad abrirá sus puertas la semana siguiente en un esfuerzo por atraer a más gente.
A los miembros actuales no les gusta que les llamen viejos, pero ahora son demasiado mayores para mantenerla en marcha, según Mr. Emm.
"Creo que ahora necesitamos algunos miembros más jóvenes.
"Disponemos de la tecnología y los conocimientos, pero actualmente falta el componente creativo.
"Necesitamos actores para nuestras películas y un grupo de teatro que pueda escribir guiones.
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