Los planes de reforma judicial en Israel provocan prolongadas manifestaciones frente al Parlamento

.Los legisladores israelíes se manifestaron en el exterior (13/02/23)

Los ciudadanos israelíes protestan en gran número en el exterior de su parlamento contra las divisivas propuestas de reforma judicial.

Desde que los planes se hicieron públicos el mes pasado, Israel ha experimentado algunas de sus mayores protestas en años.

Si se aprueban, reducirían la autoridad del Tribunal Supremo y darían al poder ejecutivo más control sobre las selecciones judiciales.

Los críticos afirman que debilitará la democracia, pero el gobierno sostiene que las reformas la harán más fuerte.

Típico de un líder estadounidense que expresa su opinión sobre asuntos constitucionales israelíes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se mostró crítico con las propuestas en su forma actual.

En unas declaraciones publicadas en el New York Times el domingo, afirmó: "El genio de la democracia estadounidense y de la democracia israelí es que ambas se basan en instituciones fuertes, en controles y equilibrios, en un poder judicial independiente".

Conseguir apoyo para los cambios fundamentales es crucial, continuó.

Isaac Herzog, presidente de Israel, advirtió el domingo de que la nación corría peligro de colapso social y constitucional. Dado que el cargo se considera una figura políticamente neutral, los presidentes israelíes rara vez se involucran en cuestiones políticas.

Decenas de miles de personas han participado en manifestaciones semanales a gran escala contra las reformas en Tel Aviv. El poder judicial, según los opositores, será politizado por los planes, lo que podría dar lugar a un Estado totalitario.

El gobierno, dirigido por el primer ministro Benjamin Netanyahu, afirma que la estructura actual es antidemocrática porque permite al Tribunal Supremo anular la legislación aprobada por una legislatura elegida por el público en general.

El ministro de Justicia israelí, Yariv Lavin, anunció los planes y acusó a los opositores, incluidos el fiscal general y el presidente del Tribunal Supremo, de intentar "dar un golpe de Estado" contra el primer ministro Benjamin Netanyahu. La acusación se produjo después de que se presentara una petición al tribunal solicitando que se declarara al primer ministro no apto para el cargo.

La capacidad del Tribunal Supremo para anular leyes se vería seriamente limitada por una de las reformas propuestas. Además, una mayoría simple en la Knesset (el parlamento israelí) podría anular las decisiones tomadas por el Tribunal Supremo.

Según Netanyahu, los planes pondrán fin a la extralimitación judicial y restablecerán el equilibrio adecuado entre los tres poderes del Estado.

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