Qantas ha registrado unos beneficios semestrales de más de 1.000 millones de dólares australianos (683 millones de dólares; 566 millones de libras), lo que supone una notable mejora respecto al año anterior.
Se produce después de que Australia impusiera estrictas restricciones a los viajes y de que la compañía sufriera pérdidas de más de 7.000 millones de dólares australianos durante la pandemia.
El año pasado experimentó más problemas, recibiendo un aluvión de críticas por retrasos en los vuelos, pérdidas de equipaje y cancelaciones.
La aerolínea atribuyó su recuperación al aumento de la demanda de vuelos, a la subida de los precios de los billetes y a las medidas de recorte de costes.
Según el consejero delegado, Alan Joyce, al relajarse las restricciones de viaje relacionadas con la pandemia, los ingresos de los seis meses que terminaron en diciembre se triplicaron hasta casi 10.000 millones de dólares australianos.
El beneficio de 1.000 millones de dólares australianos contrasta con las pérdidas de 456 millones en el mismo periodo del año anterior.
Australia impuso algunas de las restricciones de viaje más estrictas del mundo como consecuencia de la pandemia, que afectó gravemente a muchas compañías aéreas, ya que los países cerraron sus fronteras.
Debido a las estrictas cuotas de llegada, las fronteras permanecieron cerradas para la mayoría de los no australianos durante más de 18 meses, dejando a miles de australianos varados en el extranjero.
En un esfuerzo por reducir costes, Qantas anunció en agosto de 2020 que externalizaría unas 2.000 funciones del personal de tierra y despediría a miles de trabajadores.
Sin embargo, eso llevó a una costosa disputa legal y a una crisis de personal.
Cuando las regulaciones se relajaron el año pasado, la escasez causó estragos en los aeropuertos australianos, provocando largas colas de facturación y retrasos para los pasajeros. A medida que aumentaba el resentimiento, en agosto surgió la noticia de que se habían arrojado huevos y papel higiénico a la casa del Sr. Joyce, situada frente al mar y valorada en 19 millones de dólares australianos.
Después de que cinco de sus aviones tuvieran que dar marcha atrás en pleno vuelo por problemas técnicos, la aerolínea rechazó en enero las acusaciones de problemas generalizados con sus aviones, lo que agravó sus problemas.
A pesar de estos incidentes, Qantas volvió a ser clasificada como la aerolínea más segura del mundo por AirlineRatings.com.
El jueves, el Sr. Joyce declaró que la aerolínea estaba "reinvirtiendo" para sus clientes y que, a medida que los problemas de la cadena de suministro y de recursos remitieran, las tarifas comenzarían a "disminuir la presión".
Sin embargo, Qantas también emitió una advertencia de que los precios seguirían siendo "significativamente" más altos que los de 2019.